Crónica de un cumpleaños con sabor a despedida

Crónica de un cumpleaños con sabor a despedida

Martha IZQUIERDO 10:08:10  Juchitán, Oaxaca .-Las notas de la Sandunga  que interpretaba el grupo musical pararon, se escuchó la diana y después vinieron las mañanitas para recibir al gobernador del Estado Ulises Ruiz Ortiz. Acompañado de su esposa y su hija, llegó al campo deportivo Che Gómez que fue acondicionado con una gran carpa en color verde para estar a tono  con la pasarela política. Adentro, mujeres y hombres ataviados a la usanza istmeña dieron color al ambiente, la mesa del gobernador fue puesta en medio de la pista para que todas las personas pudieran verlo, pero no se pudo, se arremolinaban junto a él para abrazarlo y felicitarlo. A los adornos florales hechos con margaritas nadie les puso atención, decían el nombre de Ulises y otro más enfatizaba en color rojo “Te queremos”, quedaron ahí donde fueron colocados en la pared. Desde su arribó a Ulises Ruiz Ortiz se le vio contento, alegre, como pocas veces se le ve sonreír, ahora repartió besos, abrazos y sonrisas. Su cumpleaños número 52 del oriundo de Chalcatongo en La Mixteca oaxaqueña fue con sabor a Istmo, su segunda tierra, porque aquí paso parte de su infancia y adolescencia. Los camarones, los gueta binguis,  todo tipo de quesos, la barbacoa y por  supuesto  las cervezas y los whiskys, llenaron su mesa a donde se sentaron solo sus más cercanos colaboradores y por supuesto el candidato a sucederlo Eviel Pérez Magaña, quién llegó una hora después, andaba en campaña por la zona oriente del Istmo y se le hizo tarde.  Los dos grupos musicales, los Rollangs de Tehuantepec y los Wilmars de Juchitán alternaban  las tandas, los sones regionales levantaron de sus asientos a las mujeres quienes con sus coloridas enaguas llenaban la pista. En la mesa del festejado las felicitaciones iban y venían al igual que los obsequios,  desde carteras, guayaberas, botellas de whisky, hamacas, esculturas de caballos, hasta cartones de cerveza  y una charola de mariscos que engalanaba una gran langosta llegó  a sus manos. En su mesa estuvieron además de su esposa e hija y algunos invitados como el comandante de la decima segunda zona naval militar José María Ortegón Cisneros, sus colaboradores cercanos Carlos Martínez, el senador Adolfo Toledo Infanzón, el diputado federal Emilio Mendoza Kaplan. También llegaron los presidentes municipales, funcionarios del gobierno del estado, integrantes de su gabinete, pero resaltó la presencia del edil de Juchitán Mariano santana López Santiago quién milita en el Partido del Trabajo. También estuvieron los leales como Martin Vasquez Villanueva, precandidato a la diputación local, Jorge Toledo coordinador de la campaña de Eviel, Vicente de la Cruz Santiago director general del Cecyteo, y a los que de plano mandaron a la esquina como Bulmaro Rito Salinas coordinador de Coplade, quien no vistió de acorde al festejo, llegó con camisa rosa y pantalón beis. ¿Cómo se siente? Se le preguntó.   “Bien, me siento bien” dijo. ¿Contento?   “tranquilo, feliz pero tranquilo” respondió mientras daba un sorbo a su whisky. Los platos de botana y barbacoa eran servidos para todos, la comunidad gay también estuvo presente, el grupo de las intrépidas buscadoras del peligro llegaron temprano al igual que las comitivas de los pueblos de la región, cada uno como se acostumbraba llevaba su “Mesa ó puesto”  para atender a sus invitados. Una fila de mesas se puso en el centro con 8  pasteles  rectangulares de tres leches rellenos de crema pastelera con duraznos y fresa con chocolate en el que fue inscrita la frase “DIOS ULISES TE AMA”, el cual fue repartido entre todos los asistentes. El ambiente se puso mejor pasadas las 19:00 horas, al calor de los whisky y las cervezas Ulises Ruiz Ortiz se animó a bailar al ritmo tropical con su hija, solo que las mujeres istmeñas le hicieron rueda a la cual también se metió a bailar Eviel Pérez Magaña. Los políticos se prendieron y les sacaron brillo a la pista, al grito de las mujeres de ¡suelo, suelo!, hacían lo propio para demostrar sus dotes de bailarines que no resultaron  tan buenos como sus oficios políticos. La Vela apenas empezaba, el animador del grupo anunciaba que el festejo terminaría a altas horas de la madrugada, y con ella la despedida del sexenio de Ulises Ruiz