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jueves, 3 de diciembre de 2009

ROMA -- En la quinta fecha de la UEFA Champions League el único de los cuatro equipos italianos que pudo festejar fue Fiorentina, que con la victoria por uno a cero ante Lyón entre sus propios muros se clasificó a los octavos con una fecha de anticipo y, ahora, tiene buenas posibilidades de terminar primero en el Grupo E.


Los otros tres estuvieron realmente mal: Milan igualó en San Siro ante Marsella por 1 a 1, resultado sumamente positivo por lo que se vio en la cancha, pero muy negativo porque reenvió la clasificación al partido contra Zürich en Suiza y comprometió seriamente la primera posición de la zona C. Lo de Juventus e Inter fue aún peor: los bianconeri cayeron rotundamente por 2 a 0 ante Bordeaux, en Francia, y ahora pueden apuntarle solamente a la segunda posición; por encima, para pasar el turno no podrán permitirse una derrota en Turín contra un temible equipo como Bayern Munich.

También los muchachos de Mourinho perdieron con un resultado a la inglés, en cancha de Barcelona, y de esta manera podría hasta no alcanzarles un empate para meterse en la fase final de la máxima competición continental para clubes.

De esta manera, los tres siguen siendo los dueños de sus propios destinos, pero el camino se complicó un poco y habrá que esperar el último encuentro para saber que será de los tres grandes del Calcio.

GRAN HAZAÑA

Se dice que sean las condiciones más extremas las que hacen de una conquista algo de extraordinario. Este es seguramente el caso de Fiorentina, que metido en un Grupo realmente difícil y con pocas chances para pasar el turno, especialmente luego de la caída en Francia en el primer partido, con cuatro victorias consecutivas se metió adentro de las fases finales de la UEFA Champions League. Por encima, gracias a los doce goles que anotó en esos cuatro encuentros, ahora tiene excelentes posibilidades de clasificar primero: en efecto, le debería alcanzar un empate en Inglaterra ante Liverpool, que está matemáticamente afuera de la máxima competición europea para clubes, para alcanzar también ese objetivo.

Eran diez años que los violetas no superaban la primera fase de esta competición y el hecho que los Reds, en cambio, se hayan quedado afuera luego de cinco años en los que siempre estuvieron entre los mejores de Europa, nos dan una clara idea de lo increíble que es lo que hicieron los muchachos de Prandelli.

El peruano Vargas hizo festejara a FiorentinaEl partido ante Lyón es fácil de analizar: los locales bajaron con ganas de dejar todo en la cancha y de romperla. De esta manera, con un excelente Montolivo en el medio y un extraordinario Vargas por izquierda, dominaron casi todo el encuentro. En media hora sacudieron dos postes, lo obligaron al arquero visitante a cumplir un par de milagros y se pusieron en ventaja con un penal, que Marchionni se ganó y que pateó el alero peruano.
Fiorentina mantuvo el ritmo elevado por más de setenta minutos, pero sobre el final la tensión acumulada se sintió en las piernas de los jugadores y se sumó a la emoción de verse ya prácticamente en los octavos. Así, en los últimos minutos sufrieron un poco y le dieron la posibilidad a Frey de lucirse por lo menos con tres tapadas prodigiosas, que salvaron el merecido resultado.
La historia nos hace bien esperar para el camino europeo de los violetas, porque en los dos antecedentes en los que el club de Florencia se jugó las fases a eliminación directa, obtuvo siempre excelentes resultados: una final en el 1956/57, perdida contra Real Madrid, y un cuarto de final en el 69/70 ante el Celtic, que después perdería 2 a 1 en final ante Feyenord.


NO SE JUEGA SIN PELOTA

La caída de la Vieja Señora en Francia, que llegó por mano (o más bien por cabeza) de Menegazzo y Chamak, no compromete el pase del turno, pero lo complica claramente. En efecto, los bianconeri se jugarán su destino europeo en la sexta jornada en Turín, en donde recibirán a Bayern Munich, exactamente tres días después del partido clave para el campeonato ante Inter.

Alcanzará un empate, que sin embargo no será tan fácil de lograr, porque el club alemán tiene una enorme tradición en esta competición, además de un buen plantel, y habrá que enfrentarlos ahora que están aguerridos como nunca, para alcanzar un objetivo tan importante.

Será complicado especialmente si los muchachos de Ferrara jugarán como ayer, es decir sin ideas, sin convicción, pero sobre todo sin el balón. Fue exactamente ese el problema de la Juve, es decir el hecho que encontró muchísimas dificultades en recuperar el esférico y, de esa manera, la iniciativa estuvo siempre en los pies de los franceses.


Bordeaux no logró transformar ese evidente dominio en muchas claras ocasiones, pero con el partido tan dominado parecía inevitable que se llevara el entero botín. Así, con Juventus en el rincón, durante el primer tiempo avisó una sola vez, pero Buffón estuvo bárbaro y mantuvo arriba el bote.


En el complemento, en cambio, los locales se pusieron en ventaja con su mejor arma, el cabezazo en jugada de pelota parada, que les sirvió también sobre el final para darle cifras definitivas al marcador. Si bien esa sea la manera preferida del conjunto francés para anotar, un equipo fuerte en el segundo piso como lo es Juventus no puede conceder dos goles con la defensa armada.

En los cuarenta minutos que hubo entre un tanto y el otro, los bianconeri lograron crear apenas una clara ocasión, desperdiciada por Diego y Amauri. En ese frangente, mantuvieron mayormente el dominio del balón respecto a la primera etapa, pero simplemente porque la visita bajó un poco el nivel e intentó jugar a la contra.

En definitiva, en el equipo italiano no funcionó nada y Ferrara deberá hacer funcionar por lo menos algo, si querrá jugarse los octavos de final.

INTER IMPALPABLE

Lamentablemente, recibimos una respuesta negativa a nuestra duda luego de la primera fecha de esta Champions, en la que nos pedíamos que iba a pasar en el Camp Nou, si Inter no había tenido el coraje de jugarle cara a cara a Barcelona en San Siro.

Así, como quedó dicho, el conjunto del "Special One" perdió por 2 a 0 en esa cancha española, hundido por los tantos de Piquet y Pedro. Era un Inter sin Sneijder, pero era también un Barça sin Ibrahimovic y, sobre todo, sin Messi.

La diferencia estuvo en que el juego del club italiano depende de sus jugadores, mientras que para los catalanes es al revés: el fútbol de la escuela "blaugrana" determina la actitud y la mentalidad de sus hombres. Así, los locales jugaron como saben, a pesar de los talentos que les faltaban, siempre siguiendo su filosofía de "juego bonito" y la convicción de ser fuertes. Por su parte, Inter fue impalpable, jugó con temor y se dejó apabullar por los campeones de Europa.

Si bien el cuadro de Guardiola mostró toda su calidad con una maniobra deliciosa, estuvo bastante lento y, a menudo, muy estéril. Se puso en ventaja con una jugada de pelota parada luego de diez minutos de dominio total, pero sin disparos peligrosos. Esto es muy indicativo para entender que, en realidad, no fue su excelente habilidad la que le permitió dominar el match, si no que fueron los errores que cometió Inter: la visita nunca presionó como se debe, estuvo poco reactiva, poco agresiva, muy desatenta y demasiado estrecha.

El segundo gol fue un ejemplo perfecto de todas estas cosas: la pelota llegó en el medio para Iniesta, quien controló y levantó la cabeza sin que ninguno de los cinco hombres que lo rodeaban lo atacara; luego, salió a marcarlo el que no debía hacerlo, Lucio, mientras Chivu seguía parado demasiado encentrado y le dejó el camino libre a Dani Alves, quien recibió solito el cuchillazo de su compañero y pudo tomar la puntería con calma para meterle el centro a Pedro.

En el segundo tiempo las cosas mejoraron un poco, porque Inter se cubrió con un 4-4-2 más equilibrado, pero en realidad no cambió nada. La cosa más increíble fue que Barcelona, que ganaba por dos goles, presionó con mucha más intensidad respecto a sus adversarios, quienes venían perdiendo y necesitaban recuperar el resultado. En suma, se habló tanto de Guardiola que le dio una lección de fútbol a Mourinho, pero en nuestra opinión la cosa luce más como una dura demostración de que la mentalidad ganadora y la devoción al lindo juego pagan. Y como si pagan...


SUERTE DE LOS AUDACES

Hay un dicho que dice que la suerte los ayuda a los audaces. Seguramente a Milan le funcionó la cosa, porque su audacia no le fue fatal solamente gracias a la Diosa Vendada, que desvió sobre el palo el fácil remate de Brandao con el arco libre y sobre el travesaño el cabezazo de Diawará.


Así, el diavolo pudo empatarle a Marsella por 1 a 1, luego que se había puesto en ventaja con un golazo de Boriello y luego había sido alcanzado por el tanto de Lucho Gonzales. Gracias a la igualdad, que los dejó a los muchachos de Deschamps un punto abajo, la fase final sigue estando ahí al alcance y los rossoneri deberán simplemente ganarle a Zürich en Suiza, para completar la misión.

De esta manera, el resultado no es preocupante desde el punto de vista de la clasificación, más bien en una perspectiva futura más en general: en efecto, los rossoneri habían empezado dominando el encuentro y, con mérito, se habían puesto en ventaja. El partido daba la impresión que iba a terminar con una goleada y que Milan iba a festejar anticipadamente el pase del turno. En cambio, como una velita cuando se le sopla con fuerza, los locales sufrieron el tanto del empate por un error clamoroso de Oddo por derecha y se apagaron de golpe. Desde ese momento, por todo el partido Marsella controló el ritmo del juego y Milan pudo solamente adaptarse y responder de consecuencia. Ambos crearon muchas buenas ocasiones, pero los locales lo hicieron con pelotazos largos o aprovechando de algunos errores groseros de sus rivales, mientras que la visita supo armar un fútbol muy peligroso.

La clave del match parece estar en el mal partido que tuvieron los tres fantasistas rossoneri, Seedorf en particular. Con Pato inexistente, Ronaldinho intermitente y Boriello que desapareció en el segundo tiempo, no se entendió porque Leonardo no efectuó algún cambio, por lo menos para poner energías nuevas en un equipo que venía sufriendo.
Al final, los franceses fueron más y Milan agradeció los dioses del fútbol por ese punto que lo dejó en condiciones de pasar el turno con una cierta comodidad.

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